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Vivir cerca de pozos de petróleo es tan dañino como el humo de segunda mano

El campo petrolífero de Inglewood
El campo petrolífero de Inglewood alberga casi 1000 pozos en el suroeste del condado de Los Ángeles.
(Al Seib / Los Angeles Times)
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Vivir cerca de un centro de perforación de petróleo, tal y como deben hacer miles de latinos en los Estados Unidos, es tan dañino para los pulmones como el humo de segunda mano o la polución causada por las autopistas, según un informe presentado.

El estudio de la Universidad el Sur de California (USC), que se enfocó en vecindarios de bajos ingresos de mayoría de residentes latinos en Los Ángeles, destacó “un aumento en las preocupaciones sobre justicia ambiental”.

La investigación encontró que quienes viven a menos de 200 metros de los pozos presentan una reducción en su volumen de respiración “de cerca de media taza (0.128 litros) de aire”.

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Sin embargo, quienes viven “en los corredores de viento y más cerca de los pozos”, reportan una reducción equivalente a una taza y cuarto (0.296 litros) en su volumen de aire respirado.

“La extracción de petróleo y gas ocurre en vecindarios densamente poblados cerca de donde los residentes viven y van a la escuela. En esta investigación impulsada por la comunidad encontramos que vivir cerca de los sitios de petróleo está asociado con una disminución de la función pulmonar”, dijo Jill Johnston, profesora de Medicina Preventiva de la Escuela de Medicina Keck de USC.

Para el análisis, los investigadores de USC trabajaron conjuntamente con Esperanza Community Housing, un grupo sin ánimo de lucro promotor de la justicia social, que ayudó a entrenar trabajadores de salud comunitaria en el reclutamiento y los métodos de investigación.

Los datos se recolectaron entre enero de 2017 y agosto de 2019 en los vecindarios cercanos a dos centros de perforación, uno inactivo en el sur de Los Ángeles y otro activo en el área de Jefferson Park.

El estudio, publicado en la revista científica Investigación Ambiental, evaluó un total de 961 residentes de los cuales 792 eran latinos, 115 afroamericanos y 54 asiáticos, todos de bajos ingresos.

Johnston destacó que en algunos casos el daño respiratorio fue similar al que causa la exposición diaria al humo de cigarrillo de segunda mano o al producido por el humo de generado por los vehículos en quienes viven cerca de las autopistas.

“Los Ángeles alberga el campo urbano de petróleo más grande del país, con miles de pozos activos extrayendo crudo y gas natural cerca de hogares, escuelas y parques”, señaló el informe.

Al indicar la preocupación por la justicia ambiental en referencia con estos vecindarios de bajos ingresos, Johnston animó a “reducir las emisiones, aumentar la distancia entre las operaciones petroleras y los residentes e invertir en energía renovable y eficiente”.

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