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La escuela en casa es la nueva realidad del coronavirus. ¿Cómo serán los próximos tres meses?

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El estudiante de segundo año Fredy Rubio, de 16 años, centro, y su madre Carolyn Chávez recogen una computadora portátil en la escuela preparatoria Linda Esperanza Márquez en Huntington Park para su trabajo escolar en casa.
(Christina House / Los Angeles Times)

La escuela desde casa es la nueva realidad del coronavirus. ¿Cómo están los estudiantes y los profesores?

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En su último año en la escuela preparatoria John C. Fremont en South Los Ángeles, la carga de clases de Emilio Hernández es muy rigurosa: cálculo AP, física, diseño, inglés, ingeniería y gobierno. Le encanta hablar con sus compañeros en la clase de inglés, quienes hacen estimulantes todas las lecturas. A menudo recurre a su profesor de matemáticas, que tiene una manera interesante de dibujar los gráficos y guiarlo a través de derivados y fórmulas complejas.

Ahora, con una computadora portátil prestada de la escuela y la familia abarrotada en la sala de estar, está luchando para que la escuela parezca, bueno, la escuela. Tiene problemas para conciliar el sueño y se acuesta cada vez más tarde, a veces hasta las 3 a.m.

“Las tareas que normalmente me tomarían dos horas o treinta minutos ahora me están tomando días para completarlas. Solo... no puedo concentrarme”, dijo. “No tengo a nadie que me dé instrucciones. Sólo leo y me incentivo a mí mismo para hacer el trabajo”.

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Han pasado tres semanas desde que los distritos escolares de todo el estado cerraron sus campus a medida que el coronavirus continúa avanzando por California, enviando a más de 6 millones de estudiantes a sus hogares para navegar en línea o a distancia. Lo que comenzó como un proceso de emergencia para proporcionar computadoras portátiles y comidas durante unas pocas semanas se ha transformado drásticamente a un cambio de la educación pública de mayor alcance.

“Los estudiantes no van a regresar a sus aulas” este año académico, dijo el gobernador Gavin Newsom, quien reconoció la carga de los hogares en todo el estado bajo la orden de quedarse en casa.

Para aquellos que buscan aprendizaje y estructura social en la escuela, la nueva realidad se está hundiendo: no habrá escuela como la conociamos hasta hoy después de las vacaciones de primavera. No hay baile de graduación. No hay excursiones de fin de año. No hay proyectos para presentar dentro de un aula familiar. Navegar los próximos tres meses restantes en el año escolar, dijeron los líderes, se requiere paciencia y dedicación por parte de los educadores, la automotivación de los estudiantes ya estresados y las acciones rápidas de los distritos escolares típicamente sumidos en obstáculos burocráticos.

Joey Camp, un cocinero de línea de Waffle House, fue la primera persona en Georgia en ser aislada en un sitio de cuarentena especial después de recibir un diagnóstico de coronavirus. Ahora que está fuera, no puede entender el gran problema.

Mar. 27, 2020

“Estas no son circunstancias normales. Es el territorio más desconocido en el que hemos estado”, manifestó Tony Thurmond, superintendente de Instrucción Pública. “Somos más fuertes juntos y podemos ayudar a todos nuestros hijos mientras trabajamos unidos”.

Muchos ya están a la altura del desafío. Sin embargo, cada paso adelante significa superar los obstáculos burocráticos, las limitaciones de costos y enfrentar los problemas persistentes de pobreza estudiantil y brechas obstinadas de logros.

Todos los días, cientos de miles de comidas para llevar se distribuyen en toda la región para estudiantes que de otro modo no tendrían acceso estable a los alimentos. El Distrito Unificado de Los Ángeles, el segundo distrito escolar más grande de la nación, ya autorizó la compra de hasta 200.000 computadoras para que los escolares las usen en sus casas y contrató a Verizon para conectar los hogares a Internet de forma gratuita. Además, una asociación estatal con Google está proporcionando Wi-Fi gratis a 100.000 familias.

En el campus Robert F. Kennedy K-8 en Compton, la directora Cecilia Madrid ha conducido personalmente a los hogares para dejar las computadoras cuando un estudiante o un padre dicen que no pueden recogerla.

Hasta ahora, ella y su personal han entregado computadoras portátiles a aproximadamente el 86% de los 727 estudiantes de la escuela. Han hecho todo lo posible para asegurarse de que las familias reciban la ayuda que necesitan para conectarse a Internet. Para aquellos que aún no pueden conectarse, la escuela ha preparado y distribuido cientos de paquetes de aprendizaje.

“Realmente nos estamos asegurando de que nuestros estudiantes sean lo primero y tenemos todo aquí para que aprendan”, declaró. “No hay excusas. ‘¿No cuentas con un dispositivo?’ bien, te conseguiremos uno. ‘¿No tienes wifi?’ bueno, tenemos un paquete”.

Está orgullosa del trabajo que están haciendo sus maestros y el personal, pero reconoce que ahora hay una gran carga para los padres y cuidadores para garantizar que los estudiantes sigan el ritmo. Le preocupa que los videos y las lecciones en línea no puedan compensar las interacciones individuales que nutren a los alumnos cada día en el aula.

“Sólo puedo desear y esperar”, dijo, “que todo va a estar bien”.

Siguiendo estrictas pautas de distancia segura, los estudiantes y / o sus familiares recogen las computadoras portátiles ubicadas en el estacionamiento de Chaffey College el miércoles 25 de marzo de 2020 en Chino.
(Irfan Khan / Los Angeles Times)

Debra Duardo, superintendente de la Oficina de Educación del Condado de Los Ángeles, dijo que no está segura de si todos los estudiantes recibirán el mismo acceso a una instrucción rigurosa durante las próximas 10 semanas.

“Siempre hay estudiantes que se quedan detrás. Hemos tenido una gran brecha de logros que estamos tratando de abordar”, dijo Duardo, cuya oficina realiza un papel de asesoría y supervisión, pero no tiene control directo sobre los distritos escolares locales. “¿Esto lo empeorará aún más? Probablemente, en algunas situaciones”.

La Oficina de Educación del Condado de Los Ángeles realiza una llamada diaria con los 80 superintendentes del Condado, señaló. Tres semanas después, las escuelas todavía están en la Fase 1: enseñando a los estudiantes virtualmente y mediante paquetes de impresos, capacitando a los maestros para crear aulas en línea efectivas y conectando a las familias con dispositivos e Internet.

Se han proporcionado fondos estatales para los puntos de acceso a Internet, pero con tantas entradas sin éxito, dijo, algunas familias aún pueden tener que esperar semanas para conectarse.

En toda la región, los maestros y administradores han luchado con otras barreras de acceso: largos tiempos de espera para la instalación, padres sin estatus legal que temen compartir su información y familias que no pueden obtener el permiso de sus propietarios para instalar el equipo necesario. El desempleo vertiginoso también está afectando a las familias, lo que hace que la educación en el hogar sea aún más preocupante para muchos padres y estudiantes.

Abrumado. Desmotivado. Estresado. Estresado. Estresado.

Estas fueron las palabras que aparecieron una y otra vez en las redes sociales y en las conversaciones entre los estudiantes de Los Ángeles durante una reciente reunión comunitaria virtual con un reportero del Times y Heart of Los Angeles, una organización sin fines de lucro en MacArthur Park que ofrece servicio gratuito de programación después de la escuela para jóvenes desatendidos. Alrededor de dos docenas de escolares compartieron cuán complicado puede ser el aprendizaje a distancia.

Muchos dijeron que sus hogares ya estaban a tope, y que los programas escolares y después de la escuela eran sus santuarios, un lugar para escapar. Otros se preocuparon no sólo por sus calificaciones, sino también por el bienestar de sus familias. Algunos estudiantes han estado utilizando sus propios ahorros para obtener comida para ellos y sus hermanos menores para evitar estresar a los miembros de la familia.

Cerrar estas divisiones para los estudiantes pesaba sobre los educadores mucho antes del COVID-19, pero de alguna manera, la crisis ha acelerado los esfuerzos para ayudar a los escolares en todos los frentes.

En Los Ángeles, el superintendente Austin Beutner está intentando un salto sin precedentes para el distrito: asegurarse de que cada estudiante tenga una computadora e Internet de alta velocidad en casa. Usando poderes de emergencia, autorizó gastar alrededor de $100 millones en tecnología.

Los funcionarios escolares comenzaron la semana pasada con estadísticas aleccionadoras: alrededor de 15.000 estudiantes de preparatoria faltaban en los registros en línea, cerca del 12.5%. Para el final de la semana, los maestros y consejeros habían rastreado a más de 6.500 de ellos, según un alto funcionario del distrito.

El director Rafael Balderas se encuentra fuera de la Escuela Preparatoria Bell, que cerró debido a la pandemia de coronavirus.
(Al Seib / Los Angeles Times)

En Bell High School, el protocolo inicial de aprendizaje a distancia era demasiado exigente y engorroso, dijo el director Rafael Balderas. Se suponía que los estudiantes debían iniciar sesión y completar tareas para cada materia, todos los días.

Un típico día escolar nunca había estado tan restringido, por lo que el profesorado se reagrupó y desarrolló un nuevo plan: las asignaciones de cursos individuales se distribuirían en dos días. Y los estudiantes tendrían más flexibilidad sobre cuándo entregar el trabajo, con los viernes lo más flexible posible.

Mientras tanto, los consejeros y otro personal de apoyo comenzaron el arduo proceso de localizar a los estudiantes que no estaban en línea. Revisaron los mapas y buscaron vecinos que vivieran cerca de la dirección más reciente registrada. Incapaces de caminar por los vecindarios y tocar puertas, siguieron las pistas que tenían y usaron los teléfonos.

Los estudiantes de último grado estaban en la parte superior de la lista, reveló Balderas, porque podrían necesitar completar cursos para graduarse a tiempo o seguir siendo elegibles para la universidad en el otoño.

En cuanto a los estudiantes más jóvenes, el distrito está comenzando a evaluar los desafíos que se avecinan, dijo Alison Yoshimoto-Towery, directora académica de Los Ángeles.

“A medida que son más y más jóvenes, hay una mayor cantidad de estudiantes que no se han conectado”, manifestó durante una actualización del Comité de Supervisión de Bonos. “No era parte de su práctica anterior”.

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Mar. 28, 2020

Muchos de estos estudiantes han estado trabajando con paquetes impresos enviados a casa con los alumnos o recogidos más tarde por los padres.

Estos ajustes de quedarse en casa han tensado incluso a las escuelas con más recursos de la región.

En la escuela preparatoria John Adams en Santa Mónica, muchos estudiantes ya tienen computadoras y acceso a internet en sus hogares, y el distrito está trabajando para apoyar a aquellos que no lo tienen. Los maestros comenzaron a usar las aulas de Google en enero, por lo que los alumnos estaban familiarizados con la interacción en línea con los profesores.

Pero muchos estudiantes les confiaron a sus maestros que no tienen un lugar tranquilo en casa para trabajar y que han tenido problemas para concentrarse. Otros dijeron que estaban angustiados por no tener un profesor para ayudarlos, o simplemente para hablar.

Margie Mathews, quien enseña inglés, está preocupada por el bienestar emocional de sus alumnos y las experiencias de aprendizaje significativas que ahora podrían pasar desapercibidas.

“¿Dónde se mostrará que estos dos o cuatro meses les hicieron perder algo que realmente necesitaban aprender?” dijo. “Podría ser perjudicial para algunos de ellos y es desgarrador pensar en eso”.

Recientemente convirtió el cierre de instalaciones en una lección, pidiendo a algunos de sus alumnos que escriban una autobiografía que comienza con una reflexión sobre sus vidas presentes. Ella y sus colegas también han descubierto formas de racionalizar y enseñar lo esencial sin hacer que las cosas sean más estresantes.

Hasta ahora ha logrado involucrar a casi todos sus 147 estudiantes, pero todavía faltan algunos.

“Los voy a encontrar esta semana”, aseguró, “de una forma u otra”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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