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¿Verdadero o falso? Los documentos falsificados añaden otro dolor de cabeza a la distribución de la vacuna contra COVID-19

Christine Yano struggled to get their COVID-19 vaccines. She is a caretaker for her three triplets, who have been on oxygen.
John y Christine Yano lucharon para recibir sus vacunas contra COVID-19. Ellos son los cuidadores de sus trillizos, quienes han estado utilizando oxígeno, junto con su hija, Zoey.
(Carolyn Cole/Los Angeles Times)
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Cuando Christine Yano hizo fila en el sitio de vacunación COVID-19 en el Foro, a principios de este mes, llegó armada con una prueba de su elegibilidad.

Aunque solo tiene 33 años, Yano calificó porque es madre de trillizos de 15 meses, con enfermedad pulmonar crónica.

Mostró al personal una carta del Departamento de Servicios para el Desarrollo y otra de uno de los centros regionales de la institución. En sus brazos, sostenía una pila de registros médicos que ofrecían más pruebas, incluida una receta para el oxígeno de sus hijos.

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Pero los trabajadores del lugar le negaron la vacuna. Las cartas, indicaron, podrían ser falsas.

“Básicamente dijeron: ‘Intenta en otro lugar, no te vacunaremos’”, comentó Yano.

Mientras California se prepara para abrir la elegibilidad a millones de personas con discapacidades o condiciones de salud subyacentes, la confusión sobre el papeleo podría convertirse en un gran problema al frente de la línea de vacunas.

La elegibilidad requiere pruebas, pero los funcionarios estatales y locales aún tienen que establecer qué documentos se necesitarán, o una forma sencilla de detectar la documentación falsa de la real.

En los sitios de vacunación, el personal se ha encontrado habitualmente con individuos que utilizan documentos falsos para intentar vacunarse.

La directora de Salud Pública de Los Ángeles, Bárbara Ferrer, señaló a principios de este mes que “cientos” que no son elegibles tratan de vacunarse todos los días.

“Algunas de esas personas han hecho todo lo posible para, de hecho, establecer la elegibilidad cuando aceptan las citas que califican primero”, expuso Ferrer.

Para la mayoría, verificar la elegibilidad no ha sido un problema. Los mayores de 65 años muestran una identificación o licencia de conducir de California. Los trabajadores de la salud muestran una placa u otra identificación de empleado.

Pero se vuelve más complicado para familias como los Yano que son elegibles para vacunas como trabajadores de la salud, en la categoría de proveedor de cuidados.

Para la verificación, necesitan una carta de la agencia de servicios de desarrollo y otra de uno de sus centros regionales. Pero surgieron problemas después de que comenzaron a circular copias de las cartas entre aquellos que no eran elegibles para la vacuna.

El próximo mes, hasta 6 millones más de californianos con discapacidades y condiciones de salud subyacentes calificarán para las vacunas. El estado aún tiene que determinar qué tipo de prueba necesitarán. Podría incluir una carta de un médico con el membrete adecuado, una declaración de una agencia federal o estatal o algún otro formulario.

La verificación podría requerir una gran variedad de trámites porque las categorías que pronto serán elegibles incluyen diversas afecciones subyacentes, como cáncer, enfermedad renal crónica, síndrome de Down y embarazo, entre otras.

“Para mí está claro que el Departamento de Salud Pública y el Cirujano General están realmente preocupados por el fraude”, comentó Andy Imparato, director ejecutivo de Disability Rights California, un grupo de defensa sin fines de lucro para personas con discapacidades. Espera que las dificultades del pasado no provoquen un proceso excesivamente engorroso en el futuro, especialmente para aquellos que tienen menos movilidad o están enfermos.

“Si el sistema requiere que usted consulte a un médico y obtenga una carta detallada por él, habrá muchas personas en California que van a tener dificultades para hacerlo, incluso si no hubiera una pandemia”, explicó Imparato.

Las barreras potenciales podrían dificultar el acceso al sistema, temen los defensores.

“Muchas personas con discapacidades, especialmente las de comunidades desatendidas, no tienen acceso a proveedores de atención médica regulares. No queremos crear desigualdades adicionales”, señaló la presidenta de Disability Voices United, Judy Mark.

Los funcionarios estatales, conscientes de las crecientes preocupaciones sobre la verificación, han abordado el tema en las reuniones del comité asesor público de vacunas y un grupo de trabajo que incluye a miembros de los departamentos de Envejecimiento, Servicios de Desarrollo y Salud y Servicios Humanos. Mientras tanto, las autoridades de salud de todo el estado esperan orientación.

“Es realmente una tarea casi imposible establecer esto en cada condado para averiguar qué tipos de verificaciones son apropiadas”, señaló Ferrer.

Las trillizas de Yano: Skylar, Peyton y Riley.
(Courtesy of John and Christine Yano.)

Cumplir con los requisitos para personas como los Yano, quienes ya son elegibles para las vacunas, se convirtió en un problema cuando el condado se vio afectado por el aparente plan de falsificación.

Varias personas tomaron una de las cartas de elegibilidad, la copiaron y luego la distribuyeron a otras, según Ferrer. No está claro cuántas familias de proveedores de cuidados se vieron afectadas.

Relatos similares de cuidadores familiares frustrados por falsificaciones a principios de este mes han aparecido en grupos de Facebook y en informes de los medios.

Yano y su esposo, John, han luchado por mantenerse al día con las necesidades médicas de sus trillizas: Riley, Peyton y Skylar. Nacidas prematuras a las 26 semanas, las bebés inicialmente recibieron oxígeno las 24 horas del día por una enfermedad pulmonar crónica. Su delicada condición enfrentó una nueva amenaza cuando se produjo la pandemia. Debido a sus pulmones débiles, eran más vulnerables a los efectos del coronavirus, así como al síndrome multiinflamatorio potencialmente mortal, conocido como MIS-C, que infecta a los niños expuestos al virus.

Christine no anticipó ningún problema cuando condujo desde su casa en El Segundo, hasta el sitio de vacunación de Forum. Su esposo había sido inoculado cuatro días antes en el Estadio de los Dodgers y el condado había aceptado su solicitud de cita.

Pero cuando les mostró a los empleados la misma documentación que había usado John, no se convencieron. Así que les mostró más papeleo, pero aún así dijeron que no podían determinar si las cartas eran auténticas.

Al día siguiente, Christine volvió a intentarlo y fue rechazada nuevamente. Los empleados le indicaron que solo estaban vacunando a los trabajadores de la salud con licencia ese día.

En su tercer intento, en el Estadio de los Dodgers, se le negó una vez más. Pero esa ocasión apeló a un supervisor, quien examinó sus registros y le permitió vacunarse.

Christine se arremangó, para ella y su familia, y recibió la inyección.

“Tenemos cuatro hijos menores de 4 años. Saber que podremos cuidarlos es definitivamente un alivio”, señaló.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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